Desconectar. ¿Alguien se acuerda de lo que es eso? La sociedad nos ha llevado a no saber estar sin hacer nada. No parece cierto, ¿verdad? Bien, pues piensa qué haces mientras vas en el metro, cuando te recuestas un rato en la cama o cuando paras a comer.
Sí señoras y señores, sentimos la imperante necesidad de ser eficientes constantemente. Aprovechamos cualquier rato que debería estar dedicado a nuestro descanso para responder a ese correo al que no tuvimos tiempo de responder antes, para ponernos al día con las series que están de moda (no vaya a ser que nos quedemos desfasados), leer sobre ese nuevo escándalo político, responder esos whatsapps de trabajo que, por supuesto, no podemos dejar para mañana y, así, vivimos constantemente siendo ‘productivos’.
La hiperestimulación a la que nos vemos sometidos en nuestro día a día hace que estemos tan desconectados de nosotros mismos que no podemos soportar el hecho de tener momentos vacíos, con nuestros propios pensamientos; sentimos la necesidad de llenarlos con compañía, actividades, series, trabajo y de más. A esto se le llama ‘horror vacui’ y, como bien explica la psicóloga Laura Portaencasa, nace del movimiento artístico caracterizado por ser muy sobrecargado, hasta el punto en el que no hay un espacio vacío y, aplicado a la psicología, se utiliza para describir el malestar que siente nuestra sociedad cuando no tenemos nada que hacer.
Esto nos hace vivir en una constante ‘dictadura de la eficiencia’, donde hemos acabado por no saber separar qué momentos nos pertenecen a nosotros mismos. Esto tiene consecuencias dañinas. Por un lado, nuestra vida personal se verá afectada, no saber desconectar hace que no podamos conectar cuando dedicamos tiempo a nuestra pareja, amigos o familia. No podemos dejar de lado la salud mental y es que, vivir así, solo nos puede traer estrés, ansiedad, irritabilidad, fatiga y de más problemas psicológicos. Y, finalmente, las consecuencias físicas que no son pocas: dolores de cuello y espalda, insomnio, cardiopatías, dolores de cabeza y aumento de presión arterial.
En definitiva, nuestra sociedad nos aporta infinidad de cosas buenas pero, debemos aprender a reconectar con nosotros mismos, debemos saber darle importancia a lo importante.